Historia

IAC

jueves, 22 de octubre de 2020

Curso 2020: El poder en la arquitectura

 

Este año tratamos el problema del poder en la arquitectura, o una historia que no oculte las relaciones de poder

Partimos de algunas premisas que expusimos en la presentación del tema:

El problema del poder

Si preguntamos por la relación de la arquitectura con el poder, estamos presentando dos entes distintos (la arquitectura por un lado y el poder por el otro) que establecen distintas relaciones a través de la historia. Esta cuestión ha sido planteada en numerosas ocasiones (revista Block nº 5, o La arquitectura del poder, de Sudjic) y podemos nombrarla como la cuestión del Príncipe, que estudia la resolución de los encargos de los poderosos. 

De la misma manera, si planteamos la relación de la arquitectura con su época, presentamos la época por un lado, en la cual se insertaría luego la arquitectura, y una arquitectura igual a sí misma por el otro.

Nuestra propuesta es plantear el estudio de las arquitecturas producidas en distintos momentos y lugares y por distintas relaciones de fuerzas (de poder) existentes en esos momentos y lugares.

Podemos pensar los períodos como determinados por un estado particular de las relaciones de poder, y que éstas son a la vez (como dice Foucault) intencionales y no subjetivas. Las transformaciones que se han sucedido no las vemos como consecuencia de un plan de un grupo de sujetos que son los que tienen el mayor peso económico, sino como un dispositivo, al que se acomodan todos, incluso esos grupos. Un invento, un descubrimiento dado (una computadora personal, por ejemplo) modifica el funcionamiento del todo social, provocando cambios en las relaciones personales, y en ocasiones llegando a revolucionar la administración de las empresas, etc. y así las relaciones de poder. Lo hace a partir de que se entremezcla con otras fuerzas e intereses de todo tipo (desde curiosidades hasta económicos o de prestigio). Fuerzas e intereses que tienen distinto peso y provienen de distintos lados, corporaciones que se apropian de la novedad, saberes que se crean y otros que pierden su valor... Ese desorden que provoca lo nuevo va a generar un reacomodamiento de esas fuerzas, un nuevo orden con sus jerarquías y subordinaciones, sus ganadores y sus perdedores que diferenciaría eso que denominamos períodos. Juego impredecible en sus sucesivas jugadas (quizás esto sería la figura del “espíritu del tiempo” un espíritu que crea un nuevo orden de ese caos y que no podemos explicar del todo).

En las sociedades complejas los reacomodamientos necesitan ajustes también complejos, necesitan de la filosofía para justificar / explicar o crear lógicas que se ajusten o asimilen a lo nuevo y permitan tomar decisiones, moverse en esa novedad. El arte por su parte crea nuevas sensibilidades que asimilen la novedad, que nos permitan a la vez soportarla y movernos en ella.

Pero estos campos -el del arte, el de la ciencia, el de la filosofía- no son simples reflejos o consecuencias, sino que actúan performativamente, inciden en la generación de ese nuevo orden, son solidarios con esta o aquella fuerza, provocan rupturas, dan vida o sepultan actores, canalizan o bloquean rumbos.


En nuestra cultura, tanto la filosofía como el arte se han constituido como campos, con sus luchas y estructuras propias, enriqueciendo el juego de intereses que pugnan por acomodar las piezas. En este sentido (dinámico) es que el ­poder es creador, no se expresa tanto en impedir, o su manera de impedir es imponer la manera de lo nuevo. Precisamente esa trama de fuerzas que llamamos poder, impone lo nuevo, decide su forma.

¿A que atribuir el éxito de una corriente o de un arquitecto? No hay que buscar entonces relaciones personales que expliquen los encargos del Príncipe. La relación y el servicio, los acuerdos de mutua conveniencia entre la arquitectura (o el arte) y el poder no son de esa naturaleza, sino que participan de esas «grandes estrategias anónimas», si pensamos la globalización como “una estrategia inmanente en las relaciones de fuerza” (Foucault)


lunes, 7 de septiembre de 2020

Exámenes finales a distancia septiembre 2020

 Para los exámenes finales a distancia, hemos decidido mantener en lo fundamental la modalidad que veníamos utilizando en años anteriores, con algunas adaptaciones debido a las actuales circunstancias.

Incorporamos una primera instancia escrita, a través del classroom que habilitaremos al efecto, que tendrá una duración de aproximadamente 30 minutos, en la que el alumno deberá responder tres preguntas sobre su trabajo.

Luego de la evaluación del trabajo se pasa a un examen oral vía meet donde se realizará un encuentro conjunto con 2 ó 3 alumnos y un docente.

El contenido del final es el trabajo propuesto durante la cursada y profundizado posteriormente. La profundización del trabajo de la cursada implica su puesta en contrapunto con los contenidos de la bibliografía incorporada (mínimo dos libros).

El final consiste en la defensa y presentación del trabajo, en detalle:

1.- exponer brevemente su trabajo; por lo que deberá traer su trabajo y la bibliografía con la que ha trabajado (“el final es a libro abierto”).

2.- indicar los puntos de debate que ha detectado en su campo de interés

3.- exponer los argumentos esgrimidos por quienes han opinado sobre esos temas

4.- si se pueden, identificar los intereses que hay detrás de las distintas posiciones

  Luego de la exposición individual de todos los participantes de la mesa, se pasará a una ronda de debate e intercambio de experiencias para culminar con una reflexión grupal a modo de autocrítica.

 Se evaluará:

            -        La comprensión de la problemática planteada por el alumno.

            -        La pertinencia de los temas respecto de la problemática planteada.

            -        La relación con la bibliografía incorporada.

 Para la presentación de la bibliografía, se pretende que el alumno pueda exponer la hipótesis de trabajo que plantea el autor, quién es el autor, y desde qué perspectiva justifica y desarrolla su trabajo (el libro).

 

Importante: De acuerdo a lo dispuesto oportunamente por la UBA y refrendado por la FADU, el alumno deberá acreditar su identidad, por lo que le solicitamos tenga a mano su DNI o Libreta Universitaria.